Soy chilango de nacimiento, y ya no estoy ahí. No me tocó el del ’57,
pero en el del ’85 me quedé sin respuesta a una pregunta, la cual, con éste del
2017, resurgió…
Vemos muestras de solidaridad ciudadana -dentro y fuera del país,
donde me tocó-, de unión, empatía y de trabajo desinteresado, comunitario y
humanitario, con una dignidad valerosa y asertiva; un pundonor compartido entre
todos como un derecho, iluminados por lo que es lógico. Todos Somos. El lado
claro del patriotismo. Después de todo, parte de la lógica es que está
firmemente basado en el cerebro primario, en ese instinto esencial, gregario y
social de sobrevivir ante la adversidad, fundamentados en la unión. Al gatillo
de dicho instinto, lo acciona la eventualidad de la naturaleza y los cataclismos,
inevitables, inefables, y devastadores en sus proporciones sobrehumanas. Los
Mexicanos así enfrentaron al destrozo tras del terremoto en el ’85,
exactamente, y en aquel entonces me contaron que exactamente así pasó en el del
’57. Lo mismo ocurre con muchos otros tipos de eventos de los que al menos se
puede uno recuperar, y en los casos más melodramáticos como una explosión
volcánica o un sismo exagerado, sin siquiera poderlos predecir con ninguna
certeza, y de los que toman años para poderse restaurar. Ahí, tras el
avasallador movimiento terrestre septembrino de dos tiempos, se enciende el
espíritu humano para salir juntos del desastre que nos toca a todos, y nos une
la identificación, o sea, el “espíritu Mexicano”. Todos Somos; en teoría, pues
no he sabido de daños en zonas o edificaciones privilegiadas, y creo que la
mayoría de los derrumbes son resultado de la combinación del sismo, con el
cinismo del ser corrupto, y de la corrupción en el poder. De ahí que sean capaces
de hasta apropiarse de la ayuda fraterna donada desde todas partes por los
demás, para sus propios fines políticos, personales e inhumanos).
¿Podemos todavía creer que no se han dado cuenta aún los Mexicanos que sus
gobiernos desde hace mucho tiempo ya los tienen profundamente damnificados,
física y espiritualmente? Unos están sentenciados (sin que lo sepan) por
disfrutar lo que no se merecen socio-económicamente, encerrados en una
incultura letal que les impide precisamente ver eso mismo que padecen, y los
hace creerse afortunados, pero alguien tendrá que pagar la cuenta al perentorio
final de la bacanal, y a estos les tocará sufragar el adeudo, porque los del
poder se esfuman con sus posesiones mal habidas, y los desposeídos no tienen
nada que dar. Y están sentenciados casi todos los ciudadanos por el mal
gobierno que los desbasta al quitarles las cosas más relevantes que se merecen;
sociales, materiales y conceptuales, como el ejercicio libre de sus derechos,
la libertad de sobrevivir y la dignidad del respeto.
Abatidos, escondidos en la excusa de una amnesia histórica, evocan a
Los Agachados de Rius. Un triste efecto secundario de muy largo plazo,
consecuencias más consecuencias menos, del colonialismo brutal. y “Todos Somos”
de rodillas, un sexenio tras otro… Pero frente la adversidad natural, ni a la
iglesia acuden, y entonces sí se enfrentan unidos; Todos Somos.
Ante el embate histórico del gobierno desalmado y lascivo, que les
arrebata todo, hasta expulsar la dignidad humana de sus vidas, los Mexicanos no
se unen igual que ante el destrozo y no hacen mano cadena para mandar a la
chingada uno a uno a todos los políticos que les están corrompiendo a pellizcos
toda humana dignidad, y no toman las riendas: ¿Será por que ya se corrompieron
y son parte integral del sistema, o se doblegan con un sometimiento ancestral del
inconsciente, fraguado bajo el yugo de un miedo incrustado en sus adentros
ontológicos, hasta quedar cabalmente desmoralizados?
Los perros, antes que guardar rencor contra un amo que los maltrata, o
pensar en vengarse, se someten y doblegan; y cuando los dejan de martirizar,
agradecen felices que ya no les peguen, antes que reclamar mordiendo al amo
maligno.
¿Hasta cuándo lo Mexicanos dejarán de actuar como mascotas caninas?
Este mes, a diferencia de Septiembre de 1985, deberían aprovecharlo
para quedarse unidos, empezando por la CDMX, y apropiarse de las calles desde
el zócalo metropolitano, hasta Los Pinos, y uno a uno a todos los “palacios”
municipales de cada ciudad, hasta derribar por completo el edificio podrido del
gobierno. Todos Somos.